ANECDOTA DE TIMBA
Aquella vez los apostadores estaban tensos, no se daba el juego, y para romper el hielo a uno de ellos se le ocurrió contar un cuento, dijo que: “la esposa lo había enviado al baldío de al lado de su casa a buscar perejil para condimentar el almuerzo; y hacia allí se dirigió con un hacha al hombro; resulta que encuentra entre la hierba aromática un Fiat 600, aparentemente robado.
Él quedó detenido e incomunicado por cuarenta y ocho horas, el rodado se encontraba en su propiedad. Los apostadores al escuchar el relato no pararon de reír durante toda la noche, se animó la partida.-
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